martes, 21 de febrero de 2012

La muñeca

        
            Días anteriores algunos niños del barrio elevaban volantines cerca del poste de la esquina, sin querer un volantín quedo enredado entre las cuerdas y un pedazo del rabo cayó en el tubo donde se coloca el bombillo.
            La muñeca había sido un obsequio de la tía Sara. Ella venía en una caja rosada, que con el tiempo se convirtió  en una especie de prisión. La niña Francis al recibir el regalo se alegró mucho porque agregaría una nueva muñeca a su colección, agarró la caja se dirigió a su habitación y la colocó en un rincón.
            El fabricante de la muñeca la hizo de tal forma que simulara una bebe de varios meses. Ella tenía un vestido rosado; sus ojos eran azules, no tenía cabello, sus extremidades están hechas de goma al igual que su cabeza, el cuerpo era de algodón y tela blanca, y para darle dinámica le implantó en el estómago un mecanismo para que cuando se le apretará pronunciara las frases: hola mamá, dame tetero y por ultimo un llanto que no cesaba.
            La muñeca ya en el rincón observaba que su dueña tenía varias muñecas desde ese lugar veía a las chicas Bratz, a las Barbies, a Poli, la Sirenita, Campanita, las de trapo, la que cocina, la que baila, la que canta, entre otras.
            Luego de varias semanas la muñeca permanecía inmóvil en el mismo rincón donde fue colocada. En varias ocasiones la niña Francis entró a jugar con las demás muñecas pero a ella ni la miraba.
            Un día ya de noche esta muñeca que había sido olvidada decidió irse de esa casa donde no le daban uso y emprendió la aventura de fugarse. Como pudo abrió la caja, bajo hasta el suelo y gateo hasta la puerta, por fortuna o desgracia estaba abierta, nadie la vio salir. Ya afuera de la casa seguía gateando lo más lejos posible.
            En el camino tratando de esquivar algunas piedras se golpeó el estómago y enseguida pronuncio la primera frase “hola mamá”;  cerca de ella no se encontraba nadie que la escuchara, solo un perro que al verla se le acercó. Ella se quedó estática para que el perro no le hiciera nada, sin embargo eso no impidió que el perro al tratar de jugar con ella le arrancara un brazo con todo y el vestido que cargaba.
            Ese día a temprana hora había llovido y por lo tanto las calles están llenas de agua y barro. Luego que la muñeca había quedado mocha siguió gateando varios metros más hasta llegar a la esquina donde estaba un poste, al llegar al el intentó subirlo pero resbaló, al caer se ensucio de barro y se golpeó el estómago por segunda vez, entonces, pronunció la segunda frase “dame tetero” pero nadie la escucho.
            Volvió a intentar subir al poste cuando ya iba por la mitad su figura se reflejó en un charco de agua que había debajo de ella. Notó que estaba sucia, desnuda y de paso mocha eso la hizo sentir un amargo dolor, subió un metro más y se amarró al cuello un pedazo de rabo de un volantín que había quedado enredado en el tubo donde se coloca el bombillo. Se dejó caer y el impulso hizo que se golpeara por última vez el estómago pronunciando así  un llanto que no cesaba.

1 comentario:

  1. Luís no sabía que tenías un blog, pero es fenomenal; las fotografías y las historias son excelentes. La de la muñeca es un poco espeluznante, pero igual me gustó mucho.

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